martes, 26 de enero de 2010

Pon un zombie en tu biblioteca

Si hace unos meses hablaba de "Orgullo y Prejuicio y Zombies", esa libre versión de la novela de Jane Austen que mezclaba amores y malentendidos en la campiña inglesa con muertos vivientes hambrientos de cerebro, el otro día, curioseando en una cadena de librerías que no voy a mencionar (qué diablos,si los de La Casa del Libro quieren publicidad que la paguen), me encontré con "LaZarillo Z. Matar Zombies Nunca fue Pan Comido".

Y si un libro de estas características puede ser algo anecdótico, dos ya pueden anticipar el inicio de una moda: Clásicos de la literatura de todos los tiempos, readaptados para incluir a zombies devoradores de materia gris humana. Así que, amiguitos con deseos de firmar ejemplares en La Feria del Libro pero escasos de imaginación para parir una obra cien por cien original, corred sin tardanza a por esos clásicos de la literatura que duermen el sueño de los justos en la estantería desde que os los tuvisteis que leer en el insti, y escoger la obra a adaptar, que las posibilidades son infinitas. Y para muestra, un par de botones:

Romeo y Julieta y zombies: Los Montesco y los Capuletto son dos clanes de cazadores de zombies que compiten entre sí desde hace generaciones por ser quienes más muertos vivientes barren de las calles de Verona. Un día, Romeo, hijo de los Montesco, y Julieta, benjamina de los Capuletto, coinciden en un callejón persiguiendo al mismo muerto viviente, y caen rendidos de amor a primera vista mientras le cortan la cabeza al engendro. La relación no cuenta con la aprobación de las familias, sobre todo porque los Capuletto esperan casar a Julieta con un adinerado cazavampiros... La ventaja de esta versión es que tiene un final feliz, pues tras su trágica muerte los enamorados de reencuentran como zombies y viven felices.. mientras no les den caza sus respectivos papás, claro está.

La Regenta y zombies: La joven y bella esposa del regente lucha a la vez por no caer en los brazos de un amor prohibido, y por no caer en las garras de los muertos vivientes que rondan la torre de la catedral de Vetusta en busca de carne fresca...

Marianela zombie: Perdidamente enamorada del joven ciego a quien hace de lazarillo, la pobre Marianela no puede soportar el temor de que el joven la rechace cuando recupere la visión y descubra que ella es una muerta viviente de carne pútrida...

Crimen y castigo y zombies: El joven Raskólnikov debe superar los remordimientos que le atormentan tras asesinar salvajemente a la vieja Aliona Ivanovna... y proteger su cerebro de su víctima, que se ha levantado de entre los muertos clamando venganza.

La casa de Bernarda Alba y zombies Condenadas a pasar su juventud encerradas guardando un absurdo luto y asediadas por los muertos vivientes que devoraron a su padre, las hijas de Bernarda Alba compiten por el amor de Pepe el Romano, en el que todas ponen sus esperanzas de amor, matrimonio o protección frente a los devoradores de cerebros a los que cada vez cuesta más mantener a raya...

El Conde de Montecristo zombie: El joven Edmundo Dantés tiene por delante una larga y próspera vida, cuando una vil conspiración le lleva a ser encarcelado en una lóbrega prisión... Allí muere trágicamente, pero se levanta de su tumba para vengarse de todos los que contribuyeron en su infortunio. Sin duda, Dantés necesitará nutrirse de muchos cerebros para maquinar su intrincada venganza...

Como veis, salen como churros. No tenéis más que elegir vuestro clásico literario favorito e introducir el elemento "zombie devorador de cerebros"... Eso sí, a ser posible, no escojáis Drácula cambiando a los vampiros por muertos vivientes. Currárloslo al menos un poquito, hacedme el favor...

miércoles, 20 de enero de 2010

Demasiada información de golpe...

En medio de una jornada laboral más bien chunguérrima, recibo una llamada de teléfono de una amiga a la que había perdido la pista hace tiempo. Tanto, que al ver su nombre en la pantalla del móvil, en principio pensé que no era ella, sino una tocaya suya, y los primeros minutos de conversación fueron un tanto surrealistas hasta que ella se dio cuenta de que yo la confundía y yo descubrí con quién estaba hablando realmente.

A mi amiga la conozco desde que teníamos siete añitos, porque fuimos al mismo cole. A partir de los catorce tuvimos un cierto distanciamiento, porque ella estaba en plan pavo subido, empapelando las habitaciones con posters de Alejandro Sanz y Julen Guerrero y hablando a todas horas del chico que le gustaba en el momento, mientras que mi adolescencia fue algo a medio camino entre "Bienvenido a la casa de Muñecas" y "Carrie". A partir de los 17 ó 18 años nos volvimos a acercar, y si bien cada una tenía su ambiente y sus gustos (yo andaba escuchando a Platero cuando ella empezaba a ser fan de Bustamante), de cuando en cuando quedábamos y nos poníamos al día. Ella siempre fue muy enamoradiza, aunque sus amoríos solían durar poco y ser más bien castos, porque era una romántica que buscaba el gran amor de su vida. Yo fui más tardía, pero supongo que también más golfa, así que de enamoramientos castos e idealizados más bien poquito.

Hará unos seis años o así, encontró trabajo en otra ciudad. Como un año después, yo me mudé, por trabajo también, al mismo sitio. Nos vimos sólo un par de veces allí, porque ella tenía que hacer viajes continuamente, y me comentó que estaba empezando a salir con un chico. Me la encontré otra vez casualmente un tiempo después, hará como tres años, y acababa de irse a vivir con el susodicho. Y hoy me cuenta que se casó hace ya dos años y acaba de tener un bebé.

Por lo de pronto hemos hablado de quedar para un café y ponernos al día, y considerando que la última vez que quedamos para charlar largo y tendido, la cosa era poco más adulta y sofisticada que el "jo, tía, que fulanito me ha pedido de salir" de nuestros 13 años, lo de encontrármela de golpe en plan mujer casada y supermami se me va a hacer la ostia de raro. Es como cuando en una serie de la tele hacen una mega elipsis temporal de una temporada a otra, y en el siguiente capítulo que ves, los que eran pareja se han separado, la que era supernumeraria del opus ahora es lesbiana y trabaja haciendo piercings y tatuajes, y el pardillo novato se ha quitado las gafas, se ha hinchado a hacer pesas y abdominales y es quaterback del equipo del instituto. Que te cuesta reubicarte, leches, que es que esas cosas se van contando de a pocos...

lunes, 18 de enero de 2010

Chungología para principiantes: El chungo resentido

Nuestro chungo número uno es un Calimero de la vida, una víctima de la sociedad al que, desde la primera palmadita que le dio el médico nada más salir del útero materno, la vida le ha tratado a hostias. En el cole se reían de él por ser bajito,o gordo, o por no tener unos privata. Su primera novia le dejó por un tío de COU con moto (o su primer novio la dejó por una tía con una 95 de sujetador que se dejaba meter mano), sus padres siempre le hicieron de menos ante sus hermanos, sus hermanos le robaban el postre a la menor ocasión y sus abuelos jamás le dieron un Werthers Original, ni unas tristes rodajas de espetec Casa Tarradellas, ni na de na. No acabó el instituto porque todos sus profes le tenían manía, y nunca ha durado más de seis meses en un trabajo porque en todos la gente acaba conspirando contra él: sus compañeros nunca le piden que les acompañe a la hora del café porque seguro que van a criticarle, y sus jefes o le explotan, o le marginan y le reservan los trabajos más ingratos y en los que menos pueda lucirse.

Esta sucesión de catastróficas desdichas ha hecho que nuestro chungo desarrolle una hostilidad general hacia todos cuantos le rodean. “La gente es mala, tía”, te dirá tu amiga chunga, mientras te cuenta la última putada que le ha jugado su jefe, su compañera, su madre, su suegra, la vecina del cuarto derecha o la frutera que, con premeditación y alevosía, le ha colado dos melocotones pochos en la bolsa de la compra.

Por lo general, cuando el chungo resentido (o chunga) tiene que salir a la calle o moverse en ambientes repletos de desconocidos, sufre una especie de brote paranoide con visos de manía persecutoria. Cuando menos te lo esperes, su rostro se tensará, rechinará los dientes y empezará a jurar hasta en arameo por lo bajo, todo ello debido a que “esa tipa/ese notas que acaba de pasar me ha mirado mal”. Si esto mismo sucede en un bar, a las cuatro de la mañana, con el chungo (o chunga) en estado de embriaguez, la situación puede degenerar en una pelea en toda regla, así que mucho ojo: a lo mejor realmente te has quedado mirando a alguien fijamente y con la frente arrugada porque has pasado de ponerte las gafas para salir y estás intentando discernir si conoces a esa persona a la que ves borrosa, pero el chungo va a interpretar tu ceño fruncido como una expresión de asco, burla y desprecio, con lo que tienes todos los papeles para llevarte una guantada que, probablemente, no habrás visto venir. Y eso por no querer llevar las gafas.

Ni que decir tiene que para tener por amigo a un chungo resentido tienes que tener más habilidades diplomáticas que para negociar con secuestradores. Y es que te las verás y desearás para intentar convencerle de que todos tus otros amigos no se dedican a criticarla (que si al principio no lo hacen, no te quepa duda de que al final lo harán, que este tipo de chungo harta muy rápido), de que su novio/a no te hace insinuaciones sexuales si os deja tres minutos a solas en la misma habitación, o de que probablemente la chica que se cruzó en la parada del bus se la quedó mirando porque le sonaría su cara, y no porque se estaba riendo de sus pintas para sus adentros.

Afortunadamente, estos chungos suelen ser presencias fugaces en tu vida. En el momento en que los conozcas, probablemente serás su único amigo porque toda la gente que ha conocido antes le ha traicionado y/o decepcionado profundamente. Es cuestión de tiempo que tú también lo hagas.

Decíamos ayer...

Sí, sigo viva. Una temporada de inspiración bajo mínimos, seguida por una inoportuna avería informática, y otros proyectos que se anunciarán por aquí a su debido momento, me han tenido apartada de estos lares blogueros, pero como mala hierba nunca muere, puedo prometer y prometo que le pasaré un barrido a la casita para quitar las telarañas y lo retomaré donde lo habíamos dejado. Esto es, la primera entrega del tratado de chungología. Pasen y vean…