sábado, 4 de junio de 2011

Bares, qué lugares.

Una de las cosas más coñazo de ser treintaañera es que cada vez encuentras a menos gente dispuesta a salir de fiesta por ahí. Y encima gran parte de la gente que sí que está dispuesta sale por sitios donde tú no entrarías ni huyendo del asesino de Scream. Y es que varias personas pueden coincidir en decir que les encanta salir de fiesta, pero que el concepto de fiesta de uno no difiera demasiado del concepto de infierno de otro, así que a menos que tengas una gran capacidad de adaptación a todos los entornos, antes de animarte a salir un sábado noche con amigos nuevos, es útil saber por qué bares le gusta moverse, para saber a qué atenerte y no llevarte sorpresas desagradables. Por lo de pronto, y en función de lo que yo me he ido encontrando a lo largo de incontables fines de semana desde la adolescencia a la actualidad, estas son algunas de las posibilidades de locales nocturnos en los que uno puede recalar un sábado noche.

El pub de moda. Música: los principales éxitos de los cuarenta criminales, las canciones del verano en la susodicha estación, algunos éxitos ochenteros para ganarse a la clientela de treintaitantos. Clientela: chicos y chicas vestidos a la moda, luciendo cacho e intentando ligar. Grupillos celebrando despedidas de soltero (los distinguirás por las camisetas con mensaje tipo “Se nos casa el Pichabrava” y por el novio disfrazado de folclórica o similar) o de soltera (las distinguirás por las bandas de miss y las diademas con polla luminosa). Bebida: sucedáneo de garrafón. Características esenciales: lleno a rebosar, más que bailar juegas al tetris intentando encajar tu cuerpo en los huecos que dejan el resto de los clientes. La cola a los baños es tan larga que te compensa irte a tu casa, mear en tu baño y volverte al bar (aunque estés en esa ciudad de Erasmus, te compensa). Antes solían tener lucecitas intermitentes, ahora no hace falta porque están los flash de las cámaras: la mayoría de la gente dedica más tiempo a sacarse “fotos tuenti” que a otra cosa. Suelen tener gorila en la puerta, en teoría para no dejar entrar a gente que provoque problemas, en la práctica para no dejarte entrar con deportivas.

El bar ultrapijo: Música: Similar al pub de moda, pero vetando el reggaeton y similares y con más predominio de grandes éxitos de otras décadas. Además son capaces de meterte un tema de “Siempre así” o similares, porque un grupo que tocó en la boda de Ana Aznar jamás pasará de moda. Clientela: chicos con camisa, jersey encima del hombro (todo de marca buena, faltaría más) y gomina como para domar el pelo de Punset, chicas rubias con mechas con bolsos de Carolina Herrera o Louis Vuitton. En comparación con el pub de moda, donde la mayoría son grupúsculos de solteros en batida de caza mayor, aquí son mucho más frecuentes las pandillitas formadas por parejas. Bebida: cara, muy cara. Por lo general marcas buenas, y especialidad en cócteles y combinados pijiguays. Características esenciales: La media de edad suele ser algo más alta que en el pub de moda. Los baños suelen estar más limpios, y hasta es posible que te encuentes papel higiénico pasadas las tres de la mañana. Si en la puerta del bar gritas “Borja” o “Cuquita”, se girará medio bar.

El pub latino: Música: reggaeton, salsa, merengue, bachata y similares. Los hay en plan más “amateur”, con los grandes éxitos del perreo y la peña arrimando cebolleta como quiere, y los hay donde la gente domina todos los estilos de baile por pareja y si lo más parecido a bailar que sabes hacer es mover el pie palante, pie patrás mientras tomas tu cubata, ni te molestes en ir o vas estar más fuera de lugar que Belén Esteban en Redes. Clientela: tíos con la camisa abierta hasta la mitad (en muchos casos, completando el estilismo, con un crucifjo al cuello enredándose en los pelos del pecho), chonis con escotazo, minifalda a ras de chirri y licra a saco, y grupillos de casadas en su salida trianual de “sólo chicas” que se han metido en el bar al grito de “queremos ir a un bar de los de bailoteo”. Bebida: Si no te gusta demasiado esa música y acabas en un bar de ese tipo, la vas a necesitar en abundancia. Características esenciales: por lo menos en mi ciudad, rara es la noche que no veas a la poli local montando guardia a la puerta.

El bar oscuro: Música: rock (no, Maná no cuenta como rock, y el Canto del Loco tampoco), metal en cualquiera de variantes, algo de punk. En general, cosas que no den opción a montar numeritos de baile. Clientela: heavies, góticos, y gente de estilismos diversos con criterio musical que llegue huyendo de los bares de arriba. Amplio abanico de edades, desde universitarios amantes del rock y del calimocho a buen precio a jevis de la vieja escuela que ya andaban de bares cuando Iron Maiden empezó a sacar discos. Bebida: Cerveza, calimocho, cubatas varios. Predominio del garrafón sobre todo en los bares de clientela más juvenil, de cuando en cuando encuentras algún sitio donde ponen copas “de verdad” a precios apañados. Si lo encuentras que no se corra la voz, o atraerás a los pijos. Características esenciales: utilizar sus baños te convalida hasta tres vacunas a la hora de viajar a África.

El bar modernillo-gafapasta. Música: pop Indie, electrónica, rock (o eso dicen), todo ello con una característica común: que a los grupos que tocan ahí no los conozca ni Perry. En el momento en que salen en Radio 3, se han convertido en “demasiado comerciales”, así que desde ese momento cuando suenen en el bar hay que poner cara de suficiencia y desprecio y decir “se han vendido totalmente”. Clientela: como su propio nombre indica, gafapastas y modernillos. Bebida: cara, más detalles en “Características Esenciales”. Características esenciales: pasión por recuperar tradiciones rancias y viejunas pero dándole un remozado “kirtsch” para que todo sea como muy irónico, con la consiguiente subida de precios. Así, un bar con barra de mármol, calendario de la Plaza de las Ventas, poster de señorita en bolas de cuando el destape y camarero setentón sirviendo “sol y sombras” y “carajillos” por un euro, es un bar de viejos de toda la vida. Ahora bien, si dejando el bar igual sustituimos al camarero viejuno por una drag y subimos el precio de los sol y sombras y los carajillos a cuatro euros, es un bar ultramoderno que hace una revisitación irónica de las tradiciones más rancias de la tasca española. Con un par.

El after: Música: A unos les da por el rock, a otros por la música petarda… en cualquier caso, abren a la seis de la madrugada y la gente llega tajadísima, podrían ponerte los grandes éxitos de Parchís o dejar el Spotify con sus anuncios de Melendi de por medio que mucha gente no se iba a coscar. Clientela: Golfos cierrabares que consideran una noche floja si cuando te metes en la cama aún no es de día, e inasequibles al desaliento que quieren quemar todos los cartuchos antes de renunciar a pillar cacho esa noche. Bebida: garrafón del más infernal, te sale más a cuenta tomar chupitos de aceite de motor. Características esenciales: Son los últimos cartuchos para ligar esa noche y la gente lo da todo y se muestra más receptiva, así que vivir en las inmediaciones de uno de estos y tener que madrugar un sábado/domingo te puede garantizar un bonito episodio de porno en vivo gratis…